La película de terror Hostel, dirigida por Eli Roth, consiguió dañar profundamente la imagen de Eslovaquia como destino turístico, ¡sin siquiera haber sido rodada allí! Años después, Bratislava se reafirma con orgullo como la ciudad donde «en realidad no se rodó Hostel«.
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La historia de Hostel y el daño al turismo en Eslovaquia
En la película Hostel seguimos los pasos de tres mochileros que, en su paso por un albergue de Eslovaquia, acaban enfrentándose a una pesadilla de torturas y escenas gore. Una aventura por Europa que termina en sadismo y con muchos espectadores «traumatizados».
La cinta de Eli Roth fue todo un éxito de taquilla en Estados Unidos, y el impacto de la historia tuvo consecuencias nefastas para la percepción de Eslovaquia en el extranjero. De hecho, entre el público estadounidense se extendió un miedo generalizado a ese lejano país, y un destino que había que evitar a toda costa en los viajes por Europa.
Es decir: Bratislava, la ciudad donde tienen lugar las torturas de pesadilla, no se beneficia del turismo cinematográfico, sino que se ve profundamente dañada a nivel turístico.
Las circunstancias que favorecieron este daño son variadas: a las escenas terroríficas de la película se unió un casi completo desconocimiento de los estadounidenses sobre Eslovaquia. En la cinta, lo poco que se muestra de Eslovaquia es irreal y con mucho énfasis en el crimen y la corrupción.
Indignación de los eslovacos por la película Hostel, que no se rodó en Eslovaquia
La película Hostel, a pesar de desarrollarse en la capital eslovaca, se rodó en diferentes lugares de República Checa y Alemania. Es decir: Eslovaquia se llevó las peores consecuencias de la cinta, sin haber obtenido ningún beneficio por el rodaje.
La población eslovaca presentó quejas ante el Ministerio de Cultura porque consideraban que Hostel era un verdadero insulto al país y a la cultura.
En un momento en que Bratislava luchaba por convertirse en un destino más para los mochileros en el centro de Europa, Hostel supuso un duro golpe que frenó todos los esfuerzos. Los viajeros decidían hacer noches en Budapest o Viena, pero sin pisar Bratislava, que se encuentra a solo 80 km de la capital austriaca.
Este es uno de los tristes ejemplos del daño que puede provocar el cine a un destino, ¡incluso aunque la película no se haya rodado allí!