Celia Martínez es la creadora de Berlin & Film, un proyecto de turismo diferente para descubrir la ciudad de Berlín a través del cine y de la música. Después de varios meses en contacto a través de redes sociales, decidimos ponernos en contacto para conocer más sobre nuestros respectivos proyectos. A continuación reproducimos la entrevista realizada para Cineturismo.es.
Entrevista a Celia Martínez, creadora de Berlin & Film
Pregunta: Cuéntame un poco de ti, Celia. ¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional y qué relación tiene con el turismo cinematográfico?
Respuesta: Mi trayectoria tuvo que ver al principio más con el cine y la música que con el turismo, cuando estudié Comunicación Audiovisual y Musicología e hice un doctorado en Análisis Cinematográfico en Madrid. Berlín llegó a mi vida cuando me mudé en 2009, y ahí es donde comencé a tomar contacto con el mundo turístico, ya que era un sector que entonces estaba creciendo y desarrollándose muchísimo. A partir de mi trabajo como guía en diferentes instituciones culturales de la ciudad, fui viendo su potencial desde el punto de vista del cine. Y continué con estudios al respecto, sobre la historia de la ciudad en el cine, en la Universidad Humboldt de Berlín.
P.: ¿En qué consiste Berlin & Film? ¿Cómo nació el proyecto?
R.: Berlin & Film es una plataforma a través de la cual trato de profundizar en todo lo que tiene que ver con Berlín y su historia desde el punto de vista del cine. No sólo el conocimiento de lugares de rodaje en la ciudad, sino la representación de la capital alemana en el cine desde un punto de vista eminentemente histórico: qué imagen se ha construido de Berlín, qué fines políticos se le han dado a eso, qué imaginario se ha construido de la ciudad a través de diferentes películas, etc. Berlin & Film nació oficialmente en 2015 y fue resultado, en parte, del interés creciente en el cine que observé en los visitantes a Berlín. Asimismo, mi propia aproximación a la historia de la ciudad había sido durante muchos años a través de películas: sobre el nazismo o la Guerra Fría, por ejemplo, hasta que fui descubriendo que la imagen representada de la ciudad no respondía a la verdad de la misma. Ahí empezó el trabajo de investigación.
P.: ¿Qué tipo de rutas y servicios ofreces a los viajeros en Berlín?
R.: A partir de lo que comentaba previamente, fui diseñando diferentes rutas temáticas, en función de los periodos históricos y siempre tratando de mostrar lugares históricamente relevantes que han sido representados en el cine con un significado concreto: el Puente de los Espías, el Estadio Olímpico de 1936, la biblioteca de El cielo sobre Berlín o el apartamento en el que vive la familia de Goodbye, Lenin!, por poner algunos ejemplos. Berlín es una ciudad casi infinita para ver estas referencias cinematográficas, y a través de Berlin & Film trato de conocerlas y entenderlas. Como parte de este trabajo de investigación, soy además parte del programa educativo de la Deutsche Kinemathek (Filmoteca Alemana) y realizo también visitas guiadas en el Museo del Cine y la Televisión de Berlín, un museo imprescindible para todos los amantes del cine alemán. Como resultado de este trabajo, voy publicando también artículos en diferentes medios –así como en la web de Berlin & Film– y ofrezco conferencias y actividades culturales en diferentes instituciones españolas.
P.: ¿Qué te llevó a Berlín para un proyecto de estas características? ¿Consideras que es una ciudad muy interesante para las rutas guiadas de cine?
R.: No fue este proyecto el que me trajo a Berlín, pero la ciudad se presentó ante mí en 2009 llena de posibilidades para comprender la historia del mundo contemporáneo. Berlín es sin duda una de las ciudades más interesantes para este tipo de turismo cinematográfico, pero siempre desde una perspectiva de profundización y análisis, no para hacer la mera fotografía o el decir “he estado aquí”, sino para comprender qué ha significado ese lugar para la historia y cómo el cine lo ha dado a conocer. En el imaginario europeo existe una idea de la ciudad construida desde la cultura visual: reportajes, documentales, cine, imagen de archivo, etc. Porque la historia que más define Berlín es la del s. XX, y ése es sin duda el siglo de la imagen.
P.: ¿Qué otras ciudades te parecen fascinantes para este tipo de rutas? ¿Hay algún lugar del mundo que consideres clave para el turismo cinematográfico?
R.: Creo que la ciudad más cinematográfica por excelencia en Europa es París y fuera de Europa es Nueva York. Y en las dos se han construido imágenes que en cierta medida no responden a la realidad pero que son difíciles de borrar. En el fondo el cine no es más que una “fábrica de sueños”, con lo cual esa imagen representada no tiene por qué responder a la realidad. Y eso está bien, porque el cine es ficción, es entretenimiento. Lo peligroso es tomar las películas con “trasfondo histórico” como fuentes históricas. Esto en Berlín pasa mucho.
P.: La relación de España con Alemania ha sido siempre muy peculiar… ¿Puedes contarme algún dato curioso sobre Carmen, la de Triana, o sobre algún caso similar?
R.: El caso de Carmen, la de Triana (Florián Rey, 1938) y otras similares ya es surrealista por definición. La Cámara de Cine del Reich (Reichsfilmkammer) apoyó la producción de una película cuya protagonista es una gitana, y las primeras deportaciones de gitanos alemanes se empezaron a planificar ya para septiembre de 1939. El estreno de la película en Alemania tuvo lugar apenas cuatro meses después de la anexión con Austria y sólo cinco meses antes de la Noche de los Cristales Rotos, considerado el punto de inflexión irreversible en la violencia programada y coordinada hacia la comunidad judía. Ya en las Olimpiadas de 1936 se había puesto de manifiesto el interés de la Alemania nazi en crear una raza pura y superior a los llamados “infrahumanos”, y los primeros campos de concentración empezaron a funcionar en Alemania desde 1933. Si bien la guerra no había comenzado, ya desde la toma de poder en 1933, el NSDAP se dedicó a purgar Alemania y dejar el camino libre de obstáculos políticos, intelectuales y raciales. Es llamativo que la película se hiciese en un año tan importante para el Tercer Reich, y sobre todo llama la atención la falta de coherencia ideológica en sus planteamientos de pureza racial. Sin embargo, se podría entender esta producción debido al interés por apoyar un cine que ensalzaba los valores patrios y folclóricos de la España de entonces. Ya que los estudios de cine estaban en ese momento en bando republicano, ese tipo de producciones necesitaron una financiación de una fuente algo más afín, lo cual vino proporcionado por la industria de cine nacionalsocialista.
Aun así, tanto las producciones llevadas a cabo por Imperio Argentina con Florián Rey, como por Estrellita Castro con Benito Bermejo, acabaron súbitamente en noviembre de 1938, tras la noche de los cristales rotos. El grupo se disolvió después de aquello y acabaron volviendo a España. Al año siguiente finalizaba la Guerra Civil española y Alemania comenzaba la Segunda Guerra Mundial.
P.: ¿Has pensado en escribir un libro sobre cine y la historia de Berlín?
R.: Ahora que lo dices sería muy interesante, aunque lo veo como un proyecto demasiado grande, quizá. Si se diera el caso, trataría de enfocarlo no tanto en la historia de Berlín y el cine, sino en la representación histórica que se ha hecho de Berlín a lo largo del s. XX. El cine ha sido una herramienta comercial, política, de entretenimiento y de búsqueda de identidad. Pero en gran medida, ha servido a Berlín y a sus berlineses a canalizar traumas y superar gran parte de su pasado.