La cueva de Altamira se encuentra de nuevo en el punto de mira, en parte gracias a recientes proyectos cinematográficos que desempeñan una labor de divulgación fundamental.
Cueva de Altamira: el «re-descubrimiento»
Se cree que hacia 1868 Modesto Cubilla descubrió la cueva de Altamira y habló de tal hallazgo a Marcelino Sanz Sautuola, que la visitó en 1875. Hay más información disponible sobre este descubrimiento en la página del Museo Altamira.
En 2015, el gran redescubrimiento de la cueva se produce en gran parte gracias a José Luis López Linares, coguionista del largometraje Altamira (dirigido por Hugh Hudson y con la actuación de Antonio Banderas) y director a su vez del documental El maestro de Altamira. El «triángulo cinematográfico» se completa con un proyecto de divulgación a modo de «visita virtual» en tres dimensiones, a parir del guión de José Antonio Lasheras (director del Museo Altamira).
Según El Diario, López Linares quiere dedicar las tres obras a reivindicar la figura de Marcelino Sanz de Sautuola y a hacer llegar al gran público unos conocimientos básicos sobre la historia del descubrimiento de la cueva.
En este caso, por tanto, el fenómeno del cineturismo es difícil de analizar, debido a las importantes interrelaciones que existen entre los tres proyectos audiovisuales (largometraje de ficción, documental y visita virtual). Hay que tener en cuenta, además, que el documental El maestro de Altamira ofrece una recopilación de imágenes tomadas en numerosas cuevas rupestres repartidas por todo el mundo.
Además, las restricciones de acceso impuestas sobre la cueva de Altamira provocan que el gran público solo pueda acceder a su réplica, la «Neocueva»: una auténtica obra maestra creada por Matilde Múzquiz y Pedro Saura.
Nos encontraríamos entonces frente a un complejo fenómeno de cineturismo en cierto modo «indirecto», ya que el documental de López Linares muestra imágenes grabadas en la cueva original –en difíciles condiciones de trabajo–, mientras que el aumento del flujo turístico derivado (si se produjera) se reflejaría en las visitas al Museo Altamira y a la «Neocueva».