Javier Tolentino ha financiado su primer largometraje, Un blues para Teherán, a través de una campaña de crowdfunding en Verkami. Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a este director para que nos hable sobre su proyecto y sobre Irán.
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Un blues para Teherán, película homenaje a Irán
El largometraje Un blues para Teherán, producido por Quatre Films y Eddie Saeta, la productora de Luis Miñarro, sale adelante gracias a una gran ayuda de micromecenas en Verkami. El director, Javier Tolentino, se ha propuesto mostrar fragmentos de la realidad cotidiana en Teherán a través del personaje Erfan.
La cinta aspira a convertirse en un homenaje a Irán, a su cultura, a su historia y a su pueblo.
Entrevista a Javier Tolentino, director de la película
Pregunta: ¿Cómo describirías, en pocas palabras, la historia de «Un blues para Teherán»?
Respuesta: Es una respuesta visual, ojalá que poética e impregnada de humor a todo el cine iraní que yo he recibido. Desde que conozco Irán, siempre albergué la idea de filmar aquí mi primera película. ¿La historia? No es tanto un relato informativo, narrativo como descriptivo. Quisiera que a través de las imágenes de esta película, el espectador sienta una serie de emociones más que volver a casa sabiendo de relatos o de historias.
P.: ¿Por qué la película es «un homenaje al pueblo persa», como comentas en tu crowdfunding?
R.: Quizás homenaje es una palabra demasiado ambiciosa. Me gusta mucho la poética que desprende la cultura persa. Yo he recibido esa poética a través de imágenes maravillosas de los grandes cineastas persas, desde la humildad quería, y creo que está conseguido, ofrecer una respuesta desde el mismo lenguaje que yo he recibido.
P.: ¿Qué te ha llevado a elegir el crowdfunding como herramienta para financiar tu película?
R.: En honor a la verdad, el crowdfunding, y como muchas otras propuestas de este proyecto no salen de mí, a título personal. Hay un equipo maravilloso y entre todos volcamos sugerencias, ideas y propuestas para que este blues se difunda a través de la participación de todo un colectivo que abarca desde los lectores de mis libros, los oyentes de El séptimo vicio, los espectadores que vienen acompañándonos en los talleres, proyecciones y debates… Esta es la idea: una participación de un territorio cinéfilo expresamente activo y que viene apoyando un cine que sin su respaldo prácticamente no existiría.
P.: Después de tu paso por la radio, ¿qué te ha llevado a saltar al cine? ¿Y por qué con esta película?
R.: Yo tengo una relación con el cine que va más allá de la radio: he dirigido dos cortos, participado y colaborado en películas desde diferentes áreas como el guion y la interpretación. Con esta película me sentía y me siento seguro con un lenguaje fílmico para mi conocido y reconocible.
P.: Háblame un poco de tu relación con Irán. El tráiler de la película muestra escenas rodadas con mimo, con un cariño especial por los personajes y su entorno. ¿Cuándo y cómo surgió en ti esa mirada hacia Irán?
R.: Gracias si has podido intuir ese punto sin ver la película terminada. Más que amar al pueblo iraní, que me parece una declaración muy cursi, lo que me suscita su cultura –desde la música, la pintura, la poesía, el cine y su historia– es un acercamiento al saber con el que me identifico y también a su negación al mismo tiempo. Irán no sólo es la cuna del pensamiento occidental, también expresa el certificado de su derrota. Esa contradicción es la que me provoca un interés para analizar e interesarme por este país y por su gente. Cuanto más humildes los personajes que busco, más conocimiento me encuentro.
P.: ¿Cuáles son los principales retos a los que te enfrentas con este proyecto cinematográfico?
R.: Un sólo reto y para mi muy importante, encontrarme con un lenguaje cinematográfico en el que yo me reconozca y me sienta que desde él, desde el lenguaje cinematográfico, yo pueda aportar.
P.: ¿Tienes alguna idea en mente para más películas en el futuro?
R.: Sí, quisiera poder realizar mi primera ficción, pero primero en este laboratorio iraní en el que me encuentro es desarrollar y construir ese lenguaje propio, y a partir de ahí podré saber si puedo seguir con otros proyectos desde la dirección.