Japón para otakus es un libro escrito por Manuel Hernández-Pérez y José Andrés Santiago, dos apasionados de los fenómenos culturales japoneses. El libro es una «guía de museos, parques temáticos y otros centros de la cultura manganime» que invita a conocer Japón a través de sus historias, sus comics y sus películas.
Tabla de contenidos
Japón para otakus: un viaje diferente al país nipón
Japón es uno de los destinos turísticos más fascinantes del mundo. Los viajeros se lanzan a esta aventura asiática en busca de sus peculiaridades culturales y de un mundo en el que la narrativa tiene un protagonismo incuestionable.
Hablamos de una narrativa compleja, que abarca universos muy amplios y que envuelven cada pedacito de la sociedad japonesa: el manga, el anime, el fenómeno otaku, el merchandising de todo tipo y, por supuesto, la fama universal de las creaciones de Studio Ghibli.
Manuel Hernández-Pérez y José Andrés Santiago han recopilado en su libro Japón para otakus todas las claves para un viaje diferente a Japón. Es una completa guía donde encontraremos las paradas obligatorias para todos los fans de esa cultura popular japonesa con la que se han criado tantas generaciones en todos los países del mundo.
El libro divide los recorridos según las regiones tradicionales de Japón (Kansai, Kantô, Chûgoku, Chûbu, Tôhoku y Kyûshû) y por categorías de los puntos de interés: espacios, museos, parques temáticos, restaurantes, tiendas y rutas otaku.
Además, en muchas secciones encontramos códigos QR con enlaces de interés y recursos extra.
Japón y el complejo fenómeno del turismo de manga y anime
Más allá del fascinante mundo de Studio Ghibli, que ha desarrollado un movimiento fan sin precedentes y que ha tenido su reflejo en el turismo cinematográfico, lo que los autores definen como «cultura manganime» va mucho más allá de lo que imaginamos desde fuera.
En España, por ejemplo, el caso más llamativo de turismo motivado por un anime japonés es el de So Ra No Wo To, una serie de animación inspirada en la ciudad española de Cuenca y que dio un impulso muy importante al turismo nipón en esa zona.
Japón para otakus explora otros cientos de manifestaciones del turismo cinematográfico, turismo de series y turismo literario, en su especial variante del turismo relacionado con el cómic manga. En total, encontramos más de 250 páginas a todo color para planificar el viaje de los sueños de cualquier fan extranjero en Japón.
Entrevista a los autores de Japón para otakus
Pregunta: Antes de nada, me gustaría que os presentarais y que resumierais brevemente vuestra trayectoria profesional.
Manuel: Yo estudié en España, donde estuve trabajando, mientras terminaba el doctorado, en comunicación corporativa y publicidad. En 2013 presenté mi Tesis Doctoral, sobre Narrativa Transmedia en el contexto de la Industria Japonesa del entretenimiento. […] Desde 2013 trabajo en una universidad británica (University of Hull), donde he supervisado los grados de Game and Entertainment e impartido clases de Historia de la Animación, Diseño de Interfaces y Teoría Narrativa.
José Andrés: Mi formación es artística. Me licencié en Bellas Artes en la Universidad de Vigo, donde también cursé mis estudios de Doctorado. Defendí la tesis doctoral en el año 2010, con un proyecto que giraba en torno al manga como manifestación artística. Al poco tiempo publiqué el libro Manga. Del cuadro flotante a la Viñeta japonesa con la editorial Comanegra. […] Entre 2014 y 2016 estuve viviendo en Kioto, trabajando como investigador postdoctoral invitado en la escuela de estudios de posgrado de la Facultad de Manga en la Universidad Kyoto-Seika. Ahora mismo trabajo como docente e investigador en la Universidad de Vigo, y dirijo la línea de “Estudios Transdisciplinares sobre Cómic” en mi grupo de investigación.
P.: ¿Cómo surgió la idea de realizar esta investigación y de publicar el libro?
M.: La idea la tuve en octubre de 2014, cuando estaba preparando un viaje de investigación relacionado con mi investigación en anime. Sin embargo no fue hasta 2015, cuando conocí a José Andrés y comenzamos a escribir sobre algunos temas, que comencé a mover realmente el proyecto. Desde entonces, empezamos a darle forma al libro juntos, aunque tardamos bastante en encontrar una editorial que quisiera apostar por este proyecto.
J. A.: Manuel fue el artífice. Yo llevaba tiempo con ganas de profundizar en este tema (especialmente el de las peregrinaciones mediáticas vinculadas al manga y el anime), y en cuanto Manuel me planteó la idea, le dije que contase conmigo. Coincidimos por primera vez en el año 2015, en un simposio internacional celebrado en Kobe, y ya entonces surgió el germen de lo que más tarde sería Japón para otakus.
P.: ¿Qué líneas de investigación estáis siguiendo ahora que guarden relación con este fenómeno «otaku»?
M.: Yo trabajo en varios temas relacionados con narrativa y consumo fan. Particularmente, algunos de mis artículos recientes tienen que ver con la perspectiva del turista, no solo en el consumo del turismo otaku sino también en la representación mutua de la cultura japonesa y española. […] Ahora mismo estoy centrado en un par de proyectos que están alejados de este tema, al que espero volver.
J. A.: Japón para otakus es un libro que, si bien tiene un gran componente de estudio e investigación, entra en el campo de la divulgación. Ahora mismo estoy metido de lleno en la coordinación de otra monografía, pero esta vez estrictamente académica, centrada en los estudios sobre anime, que se publicará en inglés y en formato open access con una editorial extranjera. La recepción y el fenómeno otaku son dos aspectos que, sí o sí, aparecerán reflejados en ese nuevo libro.
P.: El fenómeno otaku va mucho más allá del turismo cinematográfico o televisivo, porque forma un universo complejo en el que también entran en juego los manga y otras manifestaciones culturales, como la música. ¿Cuál de estos elementos creéis que tiene más peso entre los jóvenes japoneses? ¿Y entre los otakus no nipones?
M.: Ciertamente, la forma otaku se usa normalmente como sinónimo de «aficionado», «fan» o «coleccionista». Tiene que ver con muchos otros mercados y subculturas, de las cuales el anime (animación japonesa) sería solo el más reconocible e importante en volumen de ventas. Un aspecto realmente interesante del consumo otaku es cómo construye una imagen de “lo japonés” y de la cultura japonesa. Este Japón puede ser diferente al de otros aficionados a la cultura japonesa, pero sin duda comparten rasgos comunes: la curiosidad por el idioma, la gastronomía y las tradiciones japonesas. Esto es el centro de los fenómenos de turismo mediático, ya que no es solo el atractivo de las películas, series de televisión y otros productos realizados en Japón.
J. A.: No sabría decir. Hoy en día, a nivel de recepción y consumo, pienso más en términos de media-mix y no tanto en medios aislados.
P.: En Japón para otakus hay espacio para fenómenos modernos como el de Your Name, y para clásicos como Doraemon. En vuestra opinión, ¿qué hace que ciertos títulos y personajes se conviertan en clásicos inmortales, fascinantes para muchas generaciones?
M.: Yo creo que existen muchos tipos de fascinación y en el libro pueden verse al menos dos importantes grupos de turistas reflejados: aquellos que están “al día” con respecto a series y tendencias y aquellos que participan más de una visión nostálgica, que esperan reencontrarse con algunos de los héroes de su infancia. El libro intenta dar consejos de viaje a ambos grupos.
J. A.: Esta es una pregunta muy compleja… Evidentemente todo entra en juego: la calidad del dibujo/animación, la iconicidad de los personajes, que la historia y personajes apelen a una “gran narrativa” que conecte con un momento vital/social significativo, los arquetipos y leyendas sobre los que se construye la historia, la potencia de las relaciones interpersonales que surge entre los protagonistas y cómo el lector/espectador puede identificarse con ellos… y mucho más. A todo esto se suman, además, los mecanismos de distribución, o su capacidad para distinguirse como referente generacional, etc.
P.: En vuestro libro proponéis localizaciones muy variadas para visitar: desde localizaciones de series o películas, hasta cafeterías, museos y tiendas de merchandising. ¿Creéis que todos esos lugares que no son estrictamente localizaciones de rodaje también se pueden englobar dentro de un concepto amplio de «turismo cinematográfico»?
M.: El turismo cinematográfico tiene que ver con los sitios que se usan en un rodaje, o los sitios que se “representan” en el rodaje ya que no tienen por qué coincidir. En el caso de la animación japonesa, aunque no se puede “rodar” en los sitios que mencionamos, sí que pueden encontrar inspiración, o “representar”. Por otra parte, muchas de las formas de turismo otaku tienen que ver con hacer lo que hacen nuestros personajes preferidos. Por ejemplo, comerse un pastelillo de judías rojas (dorayaki) como los que vuelven loco a Doraemon puede ser una forma de turismo otaku si nos trasladamos a Japón, pero podría hacerse en muchos otros sitios, incluso en España. Por otra parte, es imposible mencionar todos los sitios que el aficionado al anime encontrará de interés en Japón. Simplemente pasear por el casco histórico de Kioto o muchos de los barrios residenciales de Tokio traerían muchas imágenes a nuestra mente que son similares a las de nuestras películas y series favoritas.
J. A.: No, no creo que se puedan ni deban englobar dentro de ese concepto. En el libro se recogen diversos lugares que entran en la categoría de “turismo cinematográfico” o “peregrinación mediática”, pero siempre aparecen bajo el epígrafe de “Otras rutas” [O] en el capítulo al final de cada región. Es por ese motivo que establecimos una tipología basada en localizaciones para el libro: cualquier lector que quiera hacer su propio viaje otaku a Japón tiene muchos datos que le permiten filtrar sus visitas en función de la región en la que se encuentra, el tipo de punto de interés —museos, parque temáticos, tiendas, restaurantes, etc, y, por supuesto, localizaciones de peregrinación mediática— el coste de la entrada o el tiempo necesario para la visita, además de las referencias a sus series favoritas de manganime, entre otras cosas.
P.: Ante la perspectiva futura del parque temático de los Estudios Ghibli, ¿creéis que se convertirá en la principal atracción de este tipo de turismo en Japón, desbancando a todas las demás?
M.: Todos los aficionados esperan con ansias la inauguración de ese parque, especialmente aquellos fans de las películas de Miyazaki (que es muy bien considerado por otras audiencias más generales, con gran éxito de público y crítica). Ahora bien, no creo que sea nunca lo más importante de un viaje a Tokio/Kioto y sería mejor utilizado para revitalizar otras ciudades de menor interés para el turismo internacional. Japón ha utilizado el turismo inspirado en contenidos desde hace mas de una década (el famoso Cool Japan), pero siempre mantiene perspectivas ambiguas para poder darle importancia a otros de sus valores inspirados en la tradición y la historia, y este tipo de turismo siempre va a ser complementario. Por otra parte, los turistas otakus no se van a conformar con esto: Ghibli es casi mainstream como podría serlo Disney-Pixar, aunque en menos escala. Muchos de los turistas que visitan el Museo Ghibli ni siquiera son aficionados al anime, ni tienen que serlo, para disfrutar de la obra de este estudio.
J. A.: Sin duda será un punto de visita obligada para muchos aficionados. Sin embargo, como dijo Manuel, Ghibli representa la cara más amable y popular del anime. Muchos otakus seguirán prefiriendo otras localizaciones más ignotas y modestas, si con ello logran conectar con los héroes de sus series favoritas de manga y anime.
M.: Es que, como José Andrés indica, las películas de Ghibli no suelen localizarse en Japón, sino en mundos fantásticos, por lo que siempre habrá otros productos, de ambientación más cotidiana, que servirán para evocar en los turistas ese “Japón otaku”.
Información sobre el libro
El libro Japón para otakus, de Manuel Hernández-Pérez y José Andrés Santiago, se publicó en noviembre de 2018 en la editorial Diábolo Ediciones.