Si hay una ciudad en el mundo que puede considerarse un auténtico «templo» para el cine de Orson Welles, esa es Viena.
La capital de Austria ha pasado a la historia de la gran pantalla por las localizaciones de la película El tercer hombre (1949), que a día de hoy se siguen explotando para el turismo cinematográfico.
Hay dos atracciones turísticas de Viena que merecen una mención especial para el cineturismo: la famosa noria (Wiener Riesenrad) y el cine Burg Kino.
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Wiener Riesenrad, la noria de Viena en El tercer hombre
La película de Orson Welles tiene una escena en la que Harry Lime (Orson Welles) y Holly Martins (Joseph Cotton) suben a la famosa noria de Viena. Y aunque han sido muchas las películas internacionales rodadas en la capital austriaca, El tercer hombre es sin duda la que más huella ha dejado en el cineturismo.
La Wiener Riesenrad, inaugurada por primera vez en 1897, tiene una altura total de 64,75 metros y pesa nada más y nada menos que 430 toneladas. En 1945 gran parte de su estructura fue destruida por el fuego y los bombardeos.
Actualmente, la gran noria de Viena tiene solo 15 cabinas, pero antes de 1945 contaba con 30. A día de hoy sigue siendo una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, y cuenta con un café-restaurante.
Pero muchos de los turistas que se suben a una de las cabinas tienen un objetivo claro: ver Viena desde lo alto como los personajes de El tercer hombre.
Burg Kino, el cine que sigue rindiendo tributo a Orson Welles
El Burg Kino es sin duda el cine más emblemático de Viena. En sus salas sigue vivo el recuerdo de Welles y se le rinde homenaje a día de hoy.
¿Qué mejor manera de demostrar el amor al turismo cinematográfico que proyectando semana tras semana una película rodada en la ciudad? El Burg Kino ofrece como mínimo tres funciones a la semana de El tercer hombre, en versión original en inglés sin subtítulos.
Para los cineturistas, esta experiencia es la joya perfecta para terminar un día de paseos por la ciudad. Después de ver y experimentar la Viena del siglo XXI, es posible viajar al pasado para observarla desde la perspectiva de una película de 1949.
No cabe duda: Orson Welles estaría muy orgulloso de lo que ha logrado. The Third Man es probablemente una de las mejores herramientas de promoción de Viena como destino turístico.
Por cierto: también se pueden visitar las alcantarillas de la película.